Por Leticia Maldonado y Mariana Valdez
La ciudad de Montevideo es un uno de los centros culturales más ricos del Uruguay.
Desde temprano en
el siglo XVIII, los cafés y bares han contribuido al desarrollo de la cultura
porque era el lugar de encuentro de la juventud intelectual y artística. Desde
escritores y estudiantes hasta periodistas y deportistas frecuentaban estos
lugares.
Toda la gente y los
propios establecimientos dieron lugar a que estos centros fueran el escenario
en donde tuvieron lugar una cantidad de historias insólitas…
Como la partida de
ajedrez interminable entre los ajedrecistas que siempre se terminaban peleando; o las “pilipondias”
(monólogos) que Severino San Román recitaba siempre parado encima de una mesa… O el carnero que dormía debajo de la mesa de quienes jugaban al
truco.
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